top of page

"¿Cuánto... ha pasado desde la última vez que fui capaz de tener conciencia sobre mi cuerpo? El dolor que me rodeaba en aquél momento en el que la vida se escapaba de la punta de mis dedos era desbordante, ni cuando tomé la agonía de escarchas por primera vez y arrancó la humanidad de mi ser fue tan doloroso como para hacer que hincase la rodilla. Lo último que vi fue aquella espada rompiendo la maldición que me tenía preso desde hacía varios años ya... yo... he hecho cosas horribles, desde que caí en la venganza y me alejé de la luz he creado mucho sufrimiento, empezando por aquél día que ninguneé a Uther y hasta Jaina me dio la espalda. Ahora, con mi mente clara, puedo ver que aquello fue un grave error, que tendría que haber hecho caso a aquél encapuchado y llevar a mi gente a Kalimdor, pero los condené a todos. Tal vez, esta muerte a manos de la gente que una vez quise proteger sea lo único que me merezca."

—El trono de hielo se sacudió, apenas había pasado un mes desde la caía de Arthas y del Rey Exánime, los héroes de la luz se habían retirado a sus respectivos lugares de reunión para aprovechar las fiestas que se hicieron por la caía de una de las amenazas más grandes de Azeroth, sin embargo, en otra linea temporal, un Arthas que no había sido tocado por la oscuridad había muerto justo a la vez por la puñalada de un asesino a su espalda, protegiendo a quienes habían sido su mujer y su hija tras cumplir la promesa que una vez hizo con la primera. Aquello en cambio no era demasiado relevante, lo relevante era que en ese momento, un dragón de bronce tomó el alma del fallecido rey y viajó de linea en linea para así poder restaurar el alma que una vez fue hecha pedazos por la agonía de escarchas.

Un puño rompió el hielo del trono helado, dejando paso a la figura enfundada en la armadura de caballero de la muerte que una vez había adornado la corona del rey lich, sin embargo, el que antes tenía pelos plateados por culpa de la maldición fue recuperando el color rubio casi dorado de los mismos, nada mas salir, se llevó la mano al corazón, apretándolo con fuerza por el dolor que sentía y empezó a toser, después de un mes sin respirar sus pulmones estaban eliminando las escarchas de forma mágica, tal vez, la última magia que le quedaba a aquella alma que estaba reparando la que antaño tuvo. No guardaba recuerdos del otro Arthas, únicamente de lo que él mismo había hecho, de cada amigo que había matado, de cada familia que había arruinado y de cada pueblo que había masacrado, sus manos estaban manchadas de sangre y sin embargo, delante de él había un dragón que parecía estarle otorgando de nuevo aquella vida que no se merecía.—

"Prepárate, príncipe errante." —Empezó a decir el dragón con una voz que casi se podía decir que era de ultratumba, nada comparado a lo que era su propio tono en el pasado.— "Tu papel en estas tierras aún no han terminado, no estabas destinado a un final así."

¿Qué he de hacer...? —Murmuró, con su voz, intentando ponerse en pie con bastante esfuerzo.—

"Cada cosa vendrá a su tiempo, por lo pronto, sobrevive, aún te quedan rayos de esperanza." —Y con esto, el dragón desapareció dejando allí al confuso príncipe. Descendió del trono, viendo cada destrozo que habían provocado los héroes de forma más que justificada y, con una de las espadas de los caídos se abrió paso entre los restos de sus propias fuerzas ahora siendo controlados por otro rey, Bolvar Fordragón. Casi se pudo decir que aquella fue una de las pruebas más difíciles jamás realizadas por el antiguo rey. Una vez logró salir, asaltó uno de los barcos que antes habían sido suyos y su primer destino fueron los reinos del este, a los cuales llegó más muerto que vivo por la falta de provisiones, fue llevado a Ventormenta, donde fue juzgado en secreto y encerrado, hasta un ataque que hizo que las piedras de la prisión se partiesen por la mitad y donde se enfrentó a los presos para que no hiciesen un revuelo mayor.

Una vez pasado este ataque, con los destrozos, aprovechó para escapar y empezar a recorrer mundo, iba buscando a una persona en concreto, eso estaba más que claro, aunque lo primero que debía hacer era fortalecer su cuerpo de nuevo ya que no sentía a la luz consigo, al menos, no en el punto que la sentía antes.—

© 2023 por NYZ Producciones . Creado con Wix.com

  • w-facebook
  • shape-vimeo-invert.png
  • Twitter Clean
bottom of page